sábado, 17 de septiembre de 2011

Capitulo 20: Explicaciones...

Al día siguiente me desperté sin ánimos.
Me frote los ojos y al hacer eso vi las dos armas que colagaban del brazalete que Ruth, Ricardo y Eder nos dieron.
Tenía que aprender a hacerlos grandes, defenderme cuerpo a cuerpo, y Allen me tenía que enseñar a utilizar mis poderes... Allen.
Sacudí mi cabeza para ver si así podía olvidarme de mis problemas por hoy para mostrarle una sonrisa a mi mama y que no sospechara nada.
Me levante y me empece a arreglar pues hoy el iría a conocer a mi mama y a comer.
Me puse unos pantalones de mezclilla, una blusa roja y un suéter de líneas blancas y rojas junto con unos flats rojos que me había comprado hace mucho mi mama, me peine con una trenza al costado y una diadema que le daba a mi flequillo un efecto abombado que me encantaba.
Baje a la cocina pero mi mama ya estaba ahí.
- Oh que sorpresa, creí que ya ibas a invernar. - Dijo mi mama con una dulce sonrisa, no me percate de la hora hasta que me dijo eso, ya iba a ser medio día, estaba muy cansada la noche anterior, así que creo que fue por eso que me levante tan tarde.
- No mama, eso me es imposible ahora, todavía no es invierno. - Le respondí y ambas nos reímos. - ¿En que te ayudo?
- Me gustaría que prepararas el espagueti que te queda tan rico.
- ¿El rojo? 
- Si, pero antes desayuna algo ligero para que al rato comas bien.
- Vale -
Me serví un plato de cereal. Cuando termine puse a cocer el espagueti y mientras estaba lave lo que estaba sucio. Mi mama subió a ver la tele en lo que el llegaba.
Justo cuando el espagueti quedo sazonado y listo sonó el timbre. Me asome por la ventana y pude ver a Allen ahí esperando a que le abrieran. Hoy estaba vestido con una playera blanca, una sudadera roja pegada al cuerpo que hacia que se notara mas la forma de su cuerpo, unos pantalones de mezclilla y unos tenias rojos, parecía que habíamos combinado ese día, pero obviamente el se veía mejor que yo.
- Mama ya llego Allen.
- Enseguida bajo, vele abriendo. -
Salí con las llaves para abrirle. El no dijo nada, su rostro se veía triste.
- ¿Estas bien? - Le pregunte inconscientemente mientras abría la reja. Lo primero que hizo al verme fue abrazarme y disculparse cientos de veces, parecía que estaba realmente arrepentido.
- ¿Por que te fuiste? - Yo todavía tenía mis brazos a los costados, no quería regresarle el abrazo hasta que me dijera la verdad. - ¿Quien era ella? 
- Ella era una pareja de tu padre que tuvo hace mucho, es una mujer fría y mala, me fui por que si dejaba que se acercara mas te haría daño.
- ¿Porque? 
- Ella es muy ambiciosa y siempre quiso lo que no pudo tener, ella se entero que yo era uno de los guardianes mas poderosos por que me creo tu padre y aparte por que era mas humanos de lo normal.
- Entonces ¿ella te quiere a ti?
- Si, y esta haciendo todo lo posible para que me separe de ti, pero no lo lograra jamás.
- Lo logro ayer Allen. -
Le dije secamente y me solté de su abrazo para dirigirme a la casa. Estaba realmente dolida pero no se lo quería demostrar a mi madre. 
El me siguió y justo cuando entramos mi mama bajo.
- Buenas tardes. - Dijo Allen dulcemente mientras se acercaba a mi mama. - Mi nombre es Allen Fletcher, es un gusto. - El estiro la mano hacia mi mama y ella la estrecho dulcemente.
- El gusto es mío Allen, mi nombre es Silvia Maldonado.
- Un gusto señora Maldonado.
- No, no, no, no me gusta que me llamen así, dime Silvia y por favor hablame de tu, estamos en confianza.
- Claro, Silvia. 
- Perfecto. -
Dijo mi mama con una linda sonrisa, mi mama era mas alta que yo igual que Allen, a lo lejos parecían de la misma altura pero de cerca mi mama era unos dos o tres centímetros mas baja que el.

Ambos estaban platicando alegremente en el jardín contrario sentados en una banca que el día anterior habíamos puesto, parecía que querían hablar a solas así que deje que mi perrita, Tisha, saliera al jardín a que se despejara. Yo estaba arreglando la mesa para cuando sea hora de comer, todavía falta mucho tiempo pero no quería oír de lo que hablaban y por el momento, no quería ver a Allen, todavía estaba muy molesta.
- Nena, ven, sientate con nosotros a platicar un rato. - Me llamo mi mama y a ella no podía negarme, aunque eso era algo que quería evitar.
Fui con ellos, al momento de acercarme a la mesa Allen se levanto y me ofreció su silla ya que solo habían dos, para no verme grosera ni nada por el estilo la acepte, sin muchas ganas.
- Gracias.
- No hay de que. -
Allen respetaba que yo estuviera 
molesta, parece que solo estaba esperando el momento adecuado para que pudiéramos hablar.
Pasamos horas platicando y riendo mucho, pero aun así, Allen y yo no cruzamos ni una mirada y mi mama se estaba dando cuenta de ello pero no decía nada.
- Miren la hora, ¿No tienen hambre ? - Pregunto mi mama.
- Si... - Respondimos Allen y yo al mismo tiempo.
- Yo iré a calentar la comida mama. 
- No te preocupes, iré yo nena. -
Allen y yo nos quedamos solos.
- Será mejor que vaya a ayudarla.
- No... -
Me tomo de la muñeca para que no me fuera y me abrazo dulcemente. En esta ocasión no pude contener las lagrimas y le regrese el abrazo. - Tienes que entender el porque lo hice, no quería que te hiciera daño aquella mujer, vi la intención en sus ojos de hacerte algo, por eso me fui, no quería hacerlo, yo no... yo no...- No termino de hablar, sentí sus lagrimas en mi mejilla. Yo sabia que no mentía, entonces, ¿Por que me sentía así? Todavía estaba enojada pero probablemente no con el, sino, con aquella mujer que quería arrebatarme al chico que yo amaba.
No me gustaba que Allen llorara, era algo que me hubiera gustado evitar; gracias orgullo por provocar esto.
Deshice el abrazo, Allen lo entendió mal y bajo el rostro pensando, seguramente, que seguía enojada pero no era así, o al menos no con el. Tome su rostro entre mis manos obligandolo a verme directo a los ojos, el seguía llorando. Acorte nuestra distancia lo mas posible para poder darle un dulce beso, me tomo por la cintura y me acerco mas a el. Después de unos segundos me solté de sus labios para poder darle otro abrazo, tomandolo del cuello y hundiendo mi rostro en sus hombros.
Nos quedamos así hasta que mi mama nos llamo para comer, antes de entrar a la casa, limpie los restos de lagrimas que todavía teníamos Allen y yo en nuestras caras, le di un beso en la mejilla y el tomo mi mano apretandola dulcemente dandome a entender que no quería soltarme otra vez.
Nos sentamos Allen y yo juntos y mi mama enfrente de nosotros.
El plato inicial era el espagueti que yo había preparado.
- Allen, espero que te guste el espagueti, Zoé lo preparo. - Dijo mi mama antes de empezar provocando que yo me ruborizara por completo. 
Allen lo probo sin decir nada. Esperaba ansiosa su respuesta.
- Esta delicioso, al dente y muy bien sazonado, en su punto. 
- Oh, parece que sabes de cocina.
- Un poco, si un día me permiten, yo cocinare para ustedes.
- Seria un placer, ¿Verdad nena? 
- Seria encantador... -
Dije con una sonrisa, no sabia que Allen podía cocinar.
Termine satisfecha, aparte del espagueti, hubo un pollo a la naranja, arroz rojo con verduras al vapor y de postre: un gran plato de helado.
De repente sonó el celular de mi mama, era un mensaje.
- ¿Quien es mama?
- Oh, es una amiga que no veo hace mucho y me esta invitando a tomar un café, ¿les molesta si los dejo unas cuantas horas?
- No te preocupes mama, yo me encargo.
- Gracias nena, Allen disculpa que me marche así, quedate cuanto quieras, estas en tu casa.
- Muchas gracias... Silvia. 
- Ah y espero encontrarte cuando regrese, sino, nos veremos en otra ocasión ¿Vale?
- Tenlo por seguro que si. -
Me alegraba ver que mi mama y Allen se llevaran tan bien, era una linda noticia.
Mi mama se marcho. El y yo nos quedamos solos.
- Voy a recoger la cocina.
- ¿Quieres ayuda? -
Se ofreció dulcemente Allen.
- No te preocupes, no tardo nada. - Antes de empezar, quise poner música, así que conecte mi iPod en mis bocinas y lo puse en el modo aleatorio, la primera canción que sonó fue "Por Amor" de Andrea Boccelli, otro de mis cantantes favoritos.
Me puse a lavar los platos sucios. De repente sentí a Allen a mi lado, el estaba enjuagando los platos que yo enjabonaba. 
- Dos son mas rápidos que uno, ¿No? - Dijo con una sonrisa picara. Nos quedamos viendo fijamente a los ojos de nuevo, yo inconscientemente me acerque y lo bese, otra vez.
Antes los besos no eran tan importantes para nosotros, pero ahora me hacia falta sentir la calidez de sus labios contra los míos, no era algo que me desagradara, y parecía, que a el tampoco.
Terminamos de recoger la cocina mas rápido de lo que me esperaba.
- Gracias por la ayuda Allen.
- No hay de que. -
Dijo con la mas brillante de las sonrisas. El estaba recargado en la barra de la cocina, al lado de la estufa y yo estaba terminando de limpiar el otro lado de esta.
- Listo, ya quedo. Ahora, ¿Que quieres hacer? - Le pregunte mientras me acercaba a el y tomaba su mano, el empezó a juguetear con nuestros dedos como de costumbre. 
- Pues... - No pudo seguir hablando, escuchamos como la puerta principal se abría y como mi perrita salía corriendo al jardín en el que estábamos con mi mama hace un rato, traía algo atorado en su collar, parecía su cadena, ella no podía salir a ese jardín así que me puse a perseguirla. La muy sonsa solo daba vueltas. Allen estaba recargado en el marco de la puerta que daba a ese jardín y se estaba riendo.
- ¡Allen! No te rías grosero, ven y ayudame. 
- Ya voy, ya voy. -
Se movió de ahí y fue a mi lado.
- ¿Que tal si practicas tu magia con ella?
- ¿Como?
- Si, ya sabes usar uno, el de tiempo, pero te voy a enseñar uno de los poderes mas fáciles de usar.
- ¿Cual? 
- Mover cosas, personas, etc.
- Ok, ¿Que hago?
- Prestamente tu muñeca con el tatuaje. -
Estire esa muñeca y se la di. El la tomo, puso su mano encima de ella, cerro los ojos y su mano se empezó a iluminar.
- Listo.
- ¿Que hiciste Allen?
- Active los poderes.
- ¿Eh?
- Si, mira los guardianes te devolvieron tus poderes pero solo faltaba activarlos con un poco de magia ajena. Ahora, para empezar congela el tiempo. -
Hice lo que me pidió. Estire mi mano hacia adelante señalando a mi perrita y sin necesidad de decir algo mas que Tiempo se congelo todo, excepto Allen y yo.
- Listo, ¿Ahora?
- Solo enfocate en tu perrita y piensa en traerla hacia ti. Pero debes estar completamente concentrada o, si no, no funcionara.-
Cerré mis ojos y solo pensé en atraer a mi perrita. Abrí los ojos y ella ya estaba enfrente de nosotros, voltee a ver a Allen sorprendida y muy entusiasmada. El me miro con una sonrisa en el rostro. Me acerque a el y lo abrace. 
- Es tan fácil Allen. 
- Si, pero debes...
- Mi perrita se había movilizado pero esta vez corrió alrededor de nosotros enredado su cadena en nuestras piernas, cuando quedo completamente enredada, mi perrita se desespero y gracias a eso jalo su correa y provoco que nos cayéramos. Allen cayo encima de mi pero no me lastimo ni nada. Nos empezamos a reír. El seguía encima de mi y su rostro estaba a pocos centímetros del mío.
Cuando dejamos de reír se quedo viendome fijamente a los ojos. Inconscientemente ambos acortamos esa distancia y nos besamos. Lo abrace del cuello y el me tomo de la cintura. El murmuro contra mis labios Te Amo... 

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