jueves, 30 de junio de 2011

Capitulo 11: Heridas profundas...

Sentí como mi cuerpo chocaba contra el de Allen el cual amortiguo mi caída, me abrazo por la espalda y me dijo con una preocupación muy notable en la voz.
- Zoé, ¿Estás bien? ¿Por qué haces esas cosas? ¡No te arriesgues por mí! 
- Allen, ¿Crees que puedas hacer algo por mis poderes?
- ¿A qué te refieres? 
- Me entere ayer que tu puedes devolverme algunos de mis poderes ¿Cierto? 

Me libero de su abrazo, se puso de pie y me dijo:
- Entiendo tu punto
- Voy contigo
- Tú te quedas
- Pero casi no te puedes mover, yo voy... 
- Me interrumpió
- Veré como me las arreglo, pero tú te quedas aquí. - Me repitió severamente mientras se iba. Me intente levantar pero choque con algo que era invisible ante mis ojos, ¿Que había hecho Allen? ¡Rayos! Golpee con fuerza la cápsula transparente que me mantenía atrapada.
- ¡Allen sácame de aquí! ¡Allen! - Alcance a ver como giraba un poco la cabeza pero no lo suficiente para verme.
Mauricio no estaba muy lejos de nosotros, estaba a una distancia en la cual yo podía oír lo que decían pero no lo bastante claro. Me entraba más y más desesperación cuando Allen se acercaba más a él.
- Me agarraste con la guardia baja, pero no creas que volverá a suceder - Le advirtió Allen a Mauricio con un tono iracundo.
- Entonces el juego se volverá más divertido, por cierto, gracias por dejarla envuelta para regalo, así será mucho más fácil matarla. 
Gracias a ese último comentario Allen se enfureció, dio un paso más hacia Mauricio y de repente desapareció. Entre en pánico.
- ¡¿Allen?! ¡Allen! ¡No Allen! - Golpee frenéticamente lo que me estaba rodeando y no me dejaba salir. Sospeche que fue culpa de Mauricio pues cuando sucedió esto dibujo una sonrisa en su rostro y se acerco a mí a pasos extremadamente lentos. ¿Dónde estaba Allen? ¿Por qué desapareció así de la nada? ¿Que estaba ocurriendo? El miedo de perderlo se clavo en mi corazón. 
En ese momento no pensaba en otra cosa que no fuera Allen. El hecho de que Mauricio se estuviera acercando mientras movía su navaja haciendo trazos en el aire también me atemorizaba y más porque no podía salir corriendo de ahí... 
Oí que algo se desgarro ¿Tela? ¿El suelo? ¿Que era? No, no era nada de eso, era mi piel, mi rostro, mi mejilla la cual se abría dejando brotar un poco de sangre de ella. Dolía demasiado, más que una cortada de papel o que una quemadura con aceite, más que cualquier otra cosa y aunque fuera una pequeña abertura ardía como el infierno. Siguió la parte superior de mi brazo, ese corte fue más alargado que el de la mejilla igual que el trazo que hizo Mauricio con su navaja... ¡Claro! El era quien me hacia esto, con su mortal navaja, con razón Allen grito tanto cuando lo corto con ella. Trate con todas mis fuerzas de no gritar hasta que otro trazo se dibujo en mi pierna, mucho más alargado y también más profundo. Vi como mi pantalón se llenaba de sangre mas y mas a cada segundo que pasaba, lagrimas se derramaron con un una mirada de desesperación. 
- De... Detente... Por... Por favor - apenas pude decir cuando un grito salió de mi garganta, ¡Maldita sea! Otro corte en la pierna. No veía otro color que no fuera rojo, derrame bastante sangre ¿Porque todavía no caía inconsciente? Eso era lo que más deseaba, ya no quería sentir más dolor...
Escuche un golpe a lo lejos, Mauricio había caído, ¿Por qué? ¿Que fue? ¿Qué me perdí? No sabía nada, pero me alegro que se hubiera detenido. Sin darme cuenta yo estaba en el suelo de rodillas, me levante con cuidado ya que esas cortadas ardían mucho, no sabía porque, pero lo hacían. 
Mauricio se quedo en el suelo extrañado, no supo ni que lo golpeo y yo tampoco, fue muy rápido, imposible de ver.
Estúpidamente puse mi mano en la cortada que tenía en el brazo creyendo que así pasaría el dolor pero error: me ardió 10 veces más si es que eso era posible. Cuando levante mi mirada Mauricio se estaba levantando pero algo lo volvió a tirar, supuse que fue un golpe fuerte pues escuche un audible grito de su parte, se lo tenía merecido por hacernos sufrir a mí y a mi aun desaparecido Allen.
Casi tan rápido como pensé en el fue como comprendí que él había hecho algo para desvanecer y atacar a Mauricio sin que se diera cuenta. Si mis sospechas eran ciertas entonces Allen me debía una explicación, pudo haber evitado que me doliera tanto ¿No?
Otra vez se escucho un impacto, esta vez me fije bien y Mauricio recibió un golpe en el estomago que lo había dejado casi sin aire. Cuando esto paso Allen apareció enfrente de Mauricio, este último intento golpearlo pero otra vez Allen desapareció. 
Ahora no me enfocaba en el ardor ni dolor que sentía, solamente intentaba ver a Allen porque tenía dos teorías de lo que estaba haciendo: la primera era que se volvía invisible y la segunda era que él era demasiado rápido, así que para comprender cuál podría ser la más probable observe fijamente. 
Allen apareció detrás de Mauricio y le dio una fuerte patada en la espalda que lo volvió a tumbar y esta vez no desapareció sino que se paro en la espalda de Mauricio y empezó a esculcar la llamativa chaqueta que traía ¿Que estaba buscando? No sabía hasta que lo encontró y lo tomo fuertemente entre sus dedos. Justo ahí Mauricio giro su torso golpeando a Allen y haciéndolo volar pero antes de caer se desvaneció de nuevo.
- ¡Ese bastardo! - Grito muy furioso Mau. - ¡Aparece cobarde! ¡No podrás escapar por siempre! - Grito esto en diferentes direcciones tratando de averiguar en donde estaba Allen. 

Sentí como alguien tocaba mis hombros, me asuste y casi gritaba hasta que una mano me cubrió la boca
-Actúa normal- Era Allen. Entonces no era que fuera rápido sino que podía volverse invisible, de seguro era la magia de protección y ataque de la que me había hablado antes la computadora.
Mauricio me volteo a ver creyendo que yo sabía que había pasado y aunque sus sospechas fueran ciertas logre hacer una cara, se podría decir que… ¿Inocente? Si, “inocente”
Cuando volteo le dije susurrando a Allen sin moverme.
-¿Qué haces Allen? ¿Por qué desapareces de la nada? – Empezaba a alterarme pero me controle
- Porque seguramente no podrías ocultar el secreto
-¡Oh claro! Como yo soy la aliada de Mauricio le iría a contar inmediatamente que te podías hacer invisible
- Deja el sarcasmo para después por favor, a lo que me refiero es que tu rostro no puede ocultar mentiras
-¿Cómo lo sabes?
-¡Ahora no es el momento para eso Zoé!
-Claro, claro. Ahora dime ¿Qué rayos planeas?
-Devolverte tus poderes
-¿Cómo?
Mauricio volteo justo cuando Allen puso otra vez la mano en mi boca, en realidad sospechaba de mí, eso era sumamente estresante ya que estaba muy nerviosa de que se enterara ya que según Allen, mi rostro delataba las verdades.
-¡Fletcher! Deja de actuar como un cobarde y da la cara, ¡No te podrás esconder por siempre! –Grito enfurecido Mau, creo que era por su orgullo ya que había sido humillado. Sentí como Allen se tensaba al lado mío, definitivamente quería acabar con esto lo más pronto posible.
De repente Mauricio se quedo quiero y cerró los ojos, hubo un silencio sepulcral, incomodo y espantoso. Allen se quedo demasiado quieto, supuse que tenía que hacer lo mismo y así fue. Nadie se movió, parecía que ninguno de nosotros estaba vivo. No supe cuando Allen puso el collar en mi cuello, fue demasiado rápido, hábil y sigiloso a tal grado que Mauricio no se dio cuenta y pudo esconder el collar para que él no lo viera.
Aunque hubiera mucho estrés en el ambiente, yo me sentía extrañamente bien, tranquila y el dolor había desaparecido. Inconscientemente moví mi mano y la puse en mi brazo pues me había dado cuenta de que las heridas habían desaparecido. Mauricio noto ese movimiento y corrió hacia mi igual de rápido que hace unas horas o quizá minutos, en realidad no lo sabía, fue una clase de Deja Vu, lo único que se altero esta vez fue que antes de que Mauricio me lograra tocar choco con el campo que me rodeaba y Allen le pateaba la cara, fue demasiado rápido y tan fuerte el golpe que Mau cayo inconsciente.
-Zoé, esta inconsciente, aprovechemos para devolver tus poderes
-¿Eh?... Ah sí, dime que tengo que hacer
-Solo sal de ahí, ya quite el campo
Que nervios sentí en ese momento.
-Espera Allen, dijiste que necesitabas dos cosas, supongo que la primera es el collar ¿No?
-Aja- Me dijo mientras dibujaba en el piso un círculo con palabras en japonés que no entendía, el único que puede reconocer era mi nombre Zoé (ゾーイ) ya que una amiga me lo había mostrado hace mucho.
-Y la segunda ¿Cuál es?
-Enseguida lo sabrás- Le tembló la voz, ¿Eran nervios? – Listo, ahora colócate aquí en medio – Señalo el centro del círculo, le hice caso y me puse en donde me indico – Ahora solo quieta y cierra los ojos, respira hondo y pon tu mente en blanco.
Hice lo que me dijo.
Me quede quieta.
Cerré los ojos.
Respire hondo.
Y no pensé en nada hasta que unos cálidos labios tocaron los míos con mucho cuidado…

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